LA ALIMENTACIÓN DEL FUTURO EN EL MOBILE WORLD CONGRESS (4YFN)

por | Mar 10, 2023 | NOTICIAS TEBRIO

El MWC es la feria de tecnología más importante de Europa y una de las más conocidas del mundo. Y también, un foro de debate sobre los problemas a los que nos enfrentamos y las soluciones que estamos proponiendo. Este año, hemos tenido el gran honor de participar como invitados en el evento gemelo 4YFN (4 Years from now), que organiza GSMA de manera paralela al Mobile en el mismo recinto, y donde se dan cita las Start-Ups más innovadoras del panorama actual.

Rethinking the way we eat

Concretamente, participamos en un panel sobre alimentación del futuro, titulado “Rethinking the way we eat”, donde intentamos responder a las preguntas más acuciantes sobre la seguridad alimentaria y explicar cómo la industria de los insectos puede ayudar a mitigar la deficiencia de proteína que la FAO anuncia para un futuro cercano. A continuación podéis leer una transcripción de nuestra intervención, moderada por Daniel Hires.

ponencia Tebrio 4yfn

Daniel Hires: ¿Cual es problema de nuestra alimentación hoy y qué estáis haciendo para cambiar las cosas?

Fran García, dircom de Tebrio: Hay muchas cosas que fallan en nuestro sistema agroalimentario. Y no me refiero a qué comemos, porque cada uno es libre de diseñar su propia dieta, sino a cómo producimos los alimentos y a qué hacemos con ellos, porque muchos los producimos y luego no los consumimos. Naciones Unidas lleva años explicándonos que dentro de poco vamos a tener un problema grave de alimentación y que nuestro modelo agroalimentario no va a ser capaz de cubrir nuestras necesidades globales. En 2050 tendremos una carencia de proteína que oscilará entre el 20% y el 50%. Y no vamos a rellenar ese vacío si seguimos haciendo lo mismo que hacemos hoy en día.

Ya no hay más tierra cultivable, la estamos utilizando toda y deforestando bosques y selvas para conseguir más. Esa es una estrategia cortoplacista y nos va a pasar factura en términos medioambientales si continuamos por ese camino. Así que, desde nuestro punto de vista, necesitamos ampliar los horizontes y buscar alternativas a ciertos cultivos que no son viables a gran escala.

Necesitamos más fuentes de suministro y sobre todo, que estas sean sostenibles a largo plazo. Y necesitamos eficiencia, eso es crucial. Con esto último me refiero a que no es aceptable que un tercio de la producción mundial de alimentos termine desperdiciada cuando una de cada diez personas sufre problemas de subalimentación. Eso está pasando. Son cifras de la FAO. Y es aberrante.

Nosotros, desde Tebrio, intentamos optimizar los recursos para sacarles el máximo partido. Y para ello, proponemos introducir los insectos en la base de la cadena agroalimentaria. Podemos comerlos directamente nosotros o dárselos de comer a los animales que ya los consumen de manera natural en estado salvaje. Y si hacemos esto último, conseguiremos liberar millones de hectáreas de cultivo que actualmente solo se usan para dar de comer al ganado y recuperarlas para el consumo humano, o para generar biodiversidad.

Y lo mismo ocurre en el medio marino. Estamos esquilmando los océanos, así que la opción más viable para seguir consumiendo pescado es impulsar la acuicultura. El problema es que la acuicultura, tal y como está diseñada en estos momentos, tampoco es sostenible. Para que cualquiera de nosotros pueda comerse un filete de pescado de acuicultura de un kilo, hace falta alimentar a ese pez con hasta cuatro kilos de harina de pescado, que sale de capturas marinas. No tiene sentido. Ahora bien, sí que podemos complementar su dieta con insectos y ahorrarnos millones de toneladas de capturas al año. Con todo esto, lo que quiero decir es que comas o no insectos, podemos aprovecharlos para optimizar los recursos que tenemos porque son valiosos y no los deberíamos malgastar.

DH: De una manera sistémica, ¿cómo se puede escalar vuestro proyecto? ¿Y quién debería involucrarse en él?

FG: En nuestro caso ya estamos escalando el proyecto. No sólo Tebrio, sino la industria de los insectos en general. Faltan alimentos y van a faltar más en un futuro cercano. Y los inversores ya lo han entendido. Han comprendido que tenemos una vastísima fuente de suministro ante nosotros que apenas estamos utilizando. La sociedad está cada vez más receptiva, seguramente porque se ha familiarizado con el problema. Y ahora falta que los políticos se sumen a esta iniciativa impulsando cambios regulatorios, porque estamos hablando de una industria nueva que no encaja perfectamente en las normativas. Hay que adaptarlas.

Los insectos nos pueden ayudar a resolver varios desafíos que son cruciales: por un lado, la seguridad alimentaria; por otro, la optimización de recursos y finalmente, la circularidad. Nosotros utilizamos como materias primas subproductos de otras industrias agroalimentarias, descartes como los subproductos del cereal, y a través de una herramienta bioconversora, que es el insecto Tenebrio molitor, los transformamos en proteína de primera calidad, grasa con un perfil oleico a medio camino entre el aceite de oliva y el de girasol, biofertilizante y quitosano para fabricar, por ejemplo, plásticos 100% biodegradables.

Criamos a nuestros insectos en vertical, así que necesitamos muy poco espacio. Y consumimos muy poca agua en comparación con otras explotaciones agroalimentarias para producir mucha más cantidad de proteína. Se trata de optimizar recursos. No dejamos residuo y tenemos una huella de carbono ínfima, que podría ser incluso negativa, ya que nosotros contaminamos muy poco, pero nuestros clientes también contaminan menos utilizando nuestros productos. No somos tan ingenuos como para pensar que vamos a frenar el cambio climático nosotros solos, pero podemos mitigarlo y ayudar a que la gente se adapte mejor.

DH: Mi hija tiene cuatro años. ¿Qué crees que comerá cuando tenga 18?

FG: Mi hija también tiene cuatro años. Y lo que espero es que con 18 siga alimentándose igual de bien que lo hace ahora. Espero que su dieta siga siendo equilibrada; que consuma proteína, grasa, hidratos de carbono, azúcares naturales. Y que todo ello esté compensado.

No sé qué comerá cuando tenga 18 años, pero estoy seguro de que habrá nuevos ingredientes a su disposición, ya sea harina de insecto, carne cultivada, productos de fermentación… Estoy convencido de que todas estas cosas acabarán integrándose en nuestras dietas porque son seguras y nutritivas. Eso no quiere decir que vaya a dejar de comer carne, pescado o fruta, quizá de mejor calidad incluso. Todos son alimentos compatibles. Que un ingrediente nuevo llegue a nuestros platos no quiere decir que haya que eliminar los demás. Eso sería absurdo.

DH: ¿Para los inversores que nos puedan estar escuchando, que mensaje crees que podría terminar de convencerles?

FG: Lo que estamos ofreciendo son alternativas, nada más y nada menos. Creo que los inversores ya lo han entendido. Y creo que la sociedad también se está concienciando. Los cambios, por su propia naturaleza, siempre despiertan rechazo. No son fáciles. Suponen un esfuerzo y generan dudas. Pero el desarrollo siempre ha estado ligado a esos cambios; y a veces han sido cambios muy drásticos. No debemos temer al progreso, debemos encararlo. Evidentemente, calculando y sopesando antes los pasos que se van a dar, con una hoja de ruta y con todas las garantías posibles. Pero quedarse parado mirando a ver qué pasa no es una opción; ya sabemos lo que va a pasar, ya está pasando.

4yfn-MOBILE WORLD CONGRESS

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